La cultura maker, ¿la revolución del siglo XXI?
Arquímedes, Leonardo Da Vinci, Ada Lovelace, Thomas Edison, Nikola Tesla, Grace Hopper, Benjamin Franklin, Marie Curie, Josephine Cochrane. Son ejemplos de inventores destacados a su tiempo. Personas con una mentalidad abierta que querían compartir sus conocimientos e inventos con el objetivo de mejorar las vidas de los demás.
Todos ellos pertenecen a lo que se denomina hoy “la cultura maker”, es decir, la cultura del hacer y del crear; un término acuñado por Dale Dougherty, el mismo que empezó a hablar de la web 2.0. Una cultura que, aunque en la actualidad reciba el término “maker” como nombre, se ha venido desarrollando a lo largo del tiempo. ¿Pero qué es realmente un maker y en qué se basa la cultura maker?
La cultura maker está basada en la lógica Do It Yourself (Hazlo tú mismo), que promueve la idea que todo el mundo es capaz de desarrollar cualquier tarea que pueda imaginar. La filosofía maker se resumiría en el siguiente lema: “Si puedes imaginarlo, puedes hacerlo”. A partir de ahí, cualquier persona puede aprender a través de la experiencia y construir objetos tan sencillos como un punto de libro, una flor o un dinosaurio hasta otros más complejos como un drone o un robot. Así, se consigue innovar.
La cultura maker se basa en el aprendizaje a través del crear y redefine la relación de la sociedad con la tecnología, ya que comporta que las innovaciones tecnológicas no sean creadas únicamente y exclusivamente por grandes fabricantes y compañías multinacionales. Toda persona con una idea la puede conceptualizar en un ordenador portátil y fabricarla con las máquinas y herramientas de un FabLab siguiendo la lógica del Do It Yourself. Abre la posibilidad a la producción local, a la pequeña escala y a la personalización total de los objetos.
De esta forma, los emprendedores e inventores ya no dependen de las grandes compañías para poder producir sus ideas, ya que además se pueden hacer a un coste muy accesible. Ahora, sólo dependen de ellos mismos. Algunos especialistas, como el periodista Chris Anderson de la revista Wired, consideran que la cultura maker es la base de la Tercera Revolución Industrial.
Además, cree en la colaboración entre las personas. Los diseños se pueden compartir con los demás y así, los makers pueden tomar ventaja de la innovación colaborativa y aprovecharse del código abierto. De hecho, se reúnen en Fab Labs o Makespace para compartir ideas e innovar.
La revista Make ha creado el evento Maker Faire para celebrar las artes, la artesanía, la ingeniería y proyectos de ciencia. Este año, en la edición que se celebró en Barcelona, se presentaron proyectos como el Aquapioneers, un ecosistema de plantas y acuarios que se alimenta mutuamente; una megapantalla formada por un conjunto de LEDS RGBS que estaban dentro de botellas recicladas o un refugio para situaciones de emergencia. Algunos ejemplos de lo que los makers son capaces de crear.
En la cultura del creador, cada individuo tiene, de esta forma, la capacidad y posibilidad de hacer realidad sus ideas y de crear sus productos sin incurrir en grandes inversiones. Cualquiera puede ser un maker, no importa la edad ni la profesión.
Los makers han existido siempre a lo largo de la historia. Galileo, Da Vinci, Hooper o Curie son sólo algunos ejemplos de ello. Y ya, como ocurre ahora, la tecnología tenía un papel clave porque los makers utilizan herramientas de la industria tecnológica para revolucionar la forma en la que se hacen los objetos. ¿Quién dijo que los makers eran propios del siglo XXI?