Katherine Johnson, la maker de la NASA que nos llevó a la Luna

Katherine Johnson, maker, matemática, mujer y afroamericana, trabajó para la NASA como computadora humana. Colaboró en el programa Apolo XI, la primera vez que LA HUMANIDAD pisó la Luna. 

“No tengo un sentimiento de inferioridad. Nunca lo he tenido. Soy tan buena como cualquiera, pero no mejor.” – KATHERINE JOHNSON

El 20 de julio de 1969, 600 millones de personas sentadas delante de sus televisores veían cómo el ser humano llegaba a la Luna. “Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”, así definió Neil Armstrong, el astronauta a mando de la misión y primera persona en pisar la Luna, el momento. Detrás del hito, están los cálculos fundamentales de Katherine Johnson (1918 – 2020), matemática y una de las computadoras humanas de la NASA

 
Katherine Johnson, la mujer afroamericana y computadora humana de la NASA que trabajó en la misión Apolo que llevó a la humanidad a la Luna.

Katherine Johnson, la mujer afroamericana y computadora humana de la NASA que trabajó en la misión Apolo que llevó a la humanidad a la Luna.

 

Katherine tenía una mente brillante, una maker, que durante su vida y carrera tuvo que romper barreras ante una doble segregación: ser mujer y afroamericana. En Estados Unidos imperaban las leyes de la segregación racial, conocidas como Jim Crow, y que separaban a las personas afroamericanas de las blancas en todos los aspectos de la vida (baños, colegios, trabajo…). Pero a ella eso no le impidió formar parte de la misión del Apolo 11 que llevó al humano a la Luna.

Una niña que le gustaba contar

Katherine Johnson nació en 1918 en White Sulphur Springs (Virginia Occidental). Ella misma se definía como una niña que le gustaba contar.  A los 10 años, Katherine ya estaba preparada para la enseñanza secundaria, pero las leyes de segregación racial de EEUU no permitían que, en la zona rural donde vivía, los afroamericanos cursaran más de octavo curso. Sus padres, convencidos de la importancia de una buena educación, se mudaron 200 km al oeste, a Institute, donde se encontraba el West Virginia Colored Institute; un instituto para afroamericanos, donde Katherine se graduó a los 14 años. 

 
Katherine Johnson nació en Virginia, en EEUU, un estado muy marcado por las leyes de segregación racial en el que los negros solo podían estudiar hasta octavo curso. Ella se definía como una niña que “le gustaba contar todo”.

Katherine Johnson nació en Virginia, en EEUU, un estado muy marcado por las leyes de segregación racial en el que los negros solo podían estudiar hasta octavo curso. Ella se definía como una niña que “le gustaba contar todo”.

 

Un año más tarde, se matriculó en la Universidad Estatal de Virginia Occidental, exclusiva también para negros. Katherine se graduó en francés y en matemáticas summa cum laude a los 18 años. Durante sus años de estudio, obtuvo el apoyo del matemático W.W. Schieffelin Claytor, el tercer afroamericano en obtener un doctorado en EEUU y quien animó a Katherine a convertirse en investigadora matemática.

Cuando acabó los estudios en los años 30, la única opción de trabajo para una mujer afroamericana con preparación universitaria era dedicarse a la enseñanza. A partir del 1937, Katherine ejerció de profesora de matemáticas y de francés, primero en Marion (Virginia), y después en Morgantown (Virginia); institutos para negros. Katherine cobraba menos que los profesores blancos y además, se veía obligada a esconder su matrimonio con su primer marido, James Globe, ya que las mujeres casadas no podían ejercer la enseñanza.

En 1939, Katherine se convirtió en una de los tres estudiantes afroamericanos (y la única mujer) seleccionada para realizar estudios en el programa de matemáticas de postgrado en la Universidad de Virginia Occidental de Morgantown. Era la primera vez que la Universidad de Virginia ofrecía programas de postgrado a personas negras. Katherine solo pudo cursar el primer ciclo, ya que se quedó embarazada de su primera hija. 

 

Los inicios de Johnson como computadora humana del Ala Oeste 

Fue en 1952 cuando su carrera dio un giro. Katherine se había estado dedicando al cuidado de sus hijas cuando un pariente la animó a postularse para un empleo gubernamental para Hampton Rhodes en el National Advisory Committee for Aeronautics (NACA, anterior a la NASA) del Langley Research Center como computadora humana. El trabajo consistía en medir y calcular los resultados de las pruebas del túnel del viento. 


Una década antes, en 1941, el presidente Franklin Roosevelt había prohibido la discriminación racial en las industrias de defensa. En 1943, a causa de la Segunda Guerra Mundial, el NACA había abierto sus puertas a las mujeres afroamericanas debido a la falta de mujeres blancas. Tener un grupo de computadoras humanas en un empleo gubernamental contentaba a los intereses federales de ser más integradores a pesar que Virginia era un estado arralado a las leyes de segregación racial.

Durante esos años, se formó un grupo de computadoras humanas afroamericanas conocido como el grupo de computadoras del Ala Oeste. Las mujeres que lo formaban eran afroamericanas con estudios en ciencias y matemáticas que reforzaban todos los proyectos de ingeniería. Los afroamericanos estaban segregados en la oficina: ellos ocupaban el lado oeste y los blancos, el lado este. Cada uno tenía sus mesas de cafetería o lavabos y no se mezclaban.

 
En la NACA (la antigua NASA) había un grupo de computadoras humanas. Un trabajo con muchos conocimientos de álgebra. Las mujeres afroamericanas que eran computadoras trabajaban en el lado oeste del edificio separadas de las blancas.

En la NACA (la antigua NASA) había un grupo de computadoras humanas. Un trabajo con muchos conocimientos de álgebra. Las mujeres afroamericanas que eran computadoras trabajaban en el lado oeste del edificio separadas de las blancas.

 

Katherine solicitó una plaza de computadora humana en 1952, pero, por exceso de cupo, tuvo que esperar un año para poder acceder. El trabajo de computadora humana requería conocimientos de álgebra y geometría y era un trabajo típicamente femenino: de bajo coste (el sueldo era menor que el de un ingeniero que hacía lo mismo) y altas habilidades.  Katherine se unió al grupo de computadoras del Ala Oeste, donde Dorothy Vaughan, la primera supervisora afroamericana de la NASA, fue su encargada.

Tan solo dos semanas después de empezar, Katherine fue trasladada a la división de investigación de vuelo, conocido como el “Grupo de Trabajo Espacial”. Ella misma señalaba que “la tomaron prestada y olvidaron devolverla”. Katherine realizó los cálculos de la estela turbulenta, así como la correspondiente investigación e informe, pero  su firma no apareció, si no que su supervisor firmó el informe.  

La primera mujer en participar en reuniones y en ser coautora

En 1956 vivió un momento personal difícil. Su marido falleció a causa de un cáncer. A pesar de eso, Katherine animó a sus hijas. “Lloraremos juntas, pero tenemos que llevar a cabo nuestro cometido”, les dijo. Y así fue. En esos años, Estados Unidos a través de la NACA trabajaba para alcanzar a los soviéticos en la carrera espacial. Eran los años de la Guerra Fría. El 4 de octubre de 1957, los soviéticos se adelantaron a los estadounidenses enviando el primer satélite artificial, el Sputnik 1, a la órbita alrededor de la Tierra. Un mes después, los soviéticos mandaron el Sputnik 2 con la perra Laika dentro de la nave. 

Un año después, el 1 de octubre de 1958, EEUU creó la agencia espacial, la NASA, que agrupó los proyectos de la NACA con el fin de alcanzar a los soviéticos en la carrera espacial. Katherine era una de las encargadas en la NASA que trabajaba en la misión de mandar astronautas de EEUU al espacio en el menor tiempo posible. Su primer proyecto fue el primer programa espacial tripulado de los EEUU, el proyecto Mercury (1961-1963). 

 
Katherine Johnson consiguió participar en las reuniones de los ingenieros de la NASA así como ser la primera mujer afroamericana en firmar un informe.

Katherine Johnson consiguió participar en las reuniones de los ingenieros de la NASA así como ser la primera mujer afroamericana en firmar un informe.

 

Katherine destacó en la agencia por su asertividad y su enorme capacidad de geometría analítica. “En aquel tiempo teníamos que ser asertivas como mujeres – asertivas y agresivas – y el grado en el que teníamos que serlo dependía de dónde estuvieras.”, comentó Katherine, quien era conocida por poner todo en cuestión. Johnson pidió ir a las reuniones de ingenieros para poder discutir preguntas con ellos y al principio, le negaron la participación. Ella respondió: “¿Hay alguna ley que lo prohíba?” Desde ese momento, asistió a todas las reuniones.  

Fue una novedad que una mujer computadora y afroamericana se reuniera con los ingenieros igual que lo era el hecho que una mujer fuera acreditada como autora de un informe de investigación. Y en eso, Katherine también fue pionera. En 1960, se publicó el primer trabajo en el que fue coautora. Junto con el ingeniero Ted Spokinski calculó las ecuaciones que describen un vuelo espacial orbital especificando la posición de aterrizaje de la nave. Según palabras de Johnson, el supervisor de ambos, Henry Pearson, no era “partidario” de las mujeres. Sin embargo, Ted insistió en que Katherine debía firmar el trabajo. “Yo terminé el trabajo y lo firmé. Fue la primera vez que una mujer de nuestra división puso su firma en algo”, recordaba Johnson. En total de sus años en la NASA, firmó 26 artículos científicos como coautora. 

 

Primeras misiones de la carrera espacial: el proyecto Mercury 

El 12 de abril de 1961, la URSS se adelantó a EEUU en la carrera espacial: envió a Yuri Gagarin a realizar una órbita alrededor de la tierra con la cápsula Vostok 1.  Tres semanas después, el 5 de mayo de 1961, EEUU lanzó a su primer hombre, Alan Shepard, con la nave Freedom 7 (programa Mercury) al espacio para realizar una trayectoria parabólica.  Shepard hizo un arco de 186 km por encima de la superficie terrestre estrellándose en el Atlántico. El vuelo duró 15 minutos y 28 segundos. Previamente, Johnson había hecho los cálculos para saber dónde tenían que recoger al astronauta en el mar. “Ellos querían que la cápsula descendiera en un lugar determinado y que calculara el momento del lanzamiento. Yo les dije: dejadme hacerlo y decidme dónde queréis que americe para que yo os diga desde dónde tiene que despegar”, comentó Katherine Johnson.

Un año después, Katherine tuvo su siguiente desafío. En 1962, la NASA empezó a utilizar computadoras electrónicas para realizar los cálculos, pero, ¿cómo podían estar seguros que esos cálculos hechos por una máquina eran correctos? Los astronautas eran reacios a poner su vida en juego en manos de las máquinas. John Glenn, el astronauta que iba a orbitar la Tierra con la nave Friendship 7, pidió que “trajeran a la chica para comprobar los cálculos o si no, se negaría a volar”. La chica era Katherine, conocida por ser experta en realizar cálculos de trayectoria. Johnson verificó a mano los cálculos que había hecho el ordenador. Tardó seis meses en calcular la fórmula que permitía a un científico rastrear la trayectoria de Glenn y dos días en revisar los cálculos del ordenador. El 20 de febrero de 1962, Johnson se convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra y su misión se convirtió en un éxito que marcó la carrera espacial entre EEUU y la URSS.

 
John Glenn fue el primer estadounidense en orbitar la Tierra. Lo hizo en la nave Friendship 7. Previamente, había pedido expresamente que Katherine Johnson revisara los cálculos del ordenador o si no, no volaría.

John Glenn fue el primer estadounidense en orbitar la Tierra. Lo hizo en la nave Friendship 7. Previamente, había pedido expresamente que Katherine Johnson revisara los cálculos del ordenador o si no, no volaría.

 

La contribución de Katherine en las misiones Apolo y la llegada a la Luna

El 16 de julio de 1969 despegó la nave Apolo 11 con tres astronautas en el interior: Armstrong, Aldrin y Collins. Cuatro días después, el 20 de julio de 1969 la nave llegaba a la Luna y Armstrong se convirtió en el primer humano en pisar la superficie lunar. El mundo estaba pendiente de ver cómo los astronautas llegaban al satélite, pero en la NASA tenían una preocupación: conseguir que volvieran con vida. Para ello, era necesario sincronizar el momento en que el módulo lunar Eagle, del que descendían los astronautas, abandonara el satélite para que su trayectoria coincidiese con la órbita que describía el módulo de mando Columbia y volver a acoplarse a él para que pudieran regresar a la Tierra. Los cálculos estaban basados en el trabajo que había hecho Katherine, quien dijo: “Yo había hecho los cálculos y sabía que eran correctos, pero era como conducir esta mañana, podía pasar cualquier cosa”. Katherine había trabajado más de catorce horas diarias los años anteriores para dar con los cálculos precisos. Ese 20 de julio de 1969, Katherine vio el éxito de la misión frente a una televisión pequeña en las montañas Pocono (Pensilvania, EEUU) junto a un grupo de mujeres afroamericanas.

 
Los cálculos que Katherine había realizado en la NASA fueron cruciales para que la misión Apolo 11 fuera un éxito y los astronautas pudieran pisar la Luna y volver con vida.

Los cálculos que Katherine había realizado en la NASA fueron cruciales para que la misión Apolo 11 fuera un éxito y los astronautas pudieran pisar la Luna y volver con vida.

 

Sus cálculos también fueron esenciales para el “fracaso exitoso” del Apolo 13, una misión que se tuvo que abortar el 13 de abril de 1970, justo dos días después del despegue, debido a un incendio en el tanque de oxígeno del módulo de servicio. La tripulación pudo regresar a la Tierra gracias a un sistema de observación de las estrellas que les permitía determinar su ubicación con precisión. Quién creó el sistema de observación fue Katherine.  

La única mujer de la NASA con la medalla Presidencial de la Libertad

Katherine participó en 17 misiones Apolo, de las que se sentía muy orgullosa. Trabajó en la NASA hasta 1986. En total, 33 años en los que “le encantaba ir al trabajo, todos los días”. Al principio, sus logros solo destacaban en periódicos para negros, pero su dedicación y trabajo la convirtió en la única mujer de la NASA en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de EEUU. 

 
En 2015, Katherine recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de EEUU que le concedió el por entonces presidente, Barack Obama. Es la única mujer de la NASA con dicha distinción.

En 2015, Katherine recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de EEUU que le concedió el por entonces presidente, Barack Obama. Es la única mujer de la NASA con dicha distinción.

 

Recibió innumerables premios y reconocimientos, entre ellos el de Matemática del Año (1997). El 2016 las nuevas instalaciones informáticas del Centro de Investigación Langley recibieron su nombre. En 2017, se estrenó la película Hidden Figures que se centra en su trabajo como computadora humana en la NASA junto con la de sus compañeras Dorothy Vaughan (antigua supervisora de Katherine) y Mary Jackson.

 
El Centro de Investigación de Langley recibió el nombre de Katherine Johnson en su honor.

El Centro de Investigación de Langley recibió el nombre de Katherine Johnson en su honor.

 

Katherine murió en el 2020 con 101 años de edad. Jim Bridenstine, administrador de la NASA, declaró que “su legado pionero nunca será olvidado”. Katherine era una maker curiosa, asertiva y le gustaba aprender, sabía que no era menos que nadie, pero tampoco más. Su humildad la llevó a ser parte imprescindible para que los humanos lograran un hito que parecía imposible: llegar a la Luna.